CHEVALIER presenta al público no sólo la extraordinaria vida, sino también los sonidos reales de Joseph Bologne, Chevalier de Saint-Georges (1745-1799), música que sólo en los últimos años ha comenzado a ser interpretada de nuevo con gran éxito por orquestas y teatros de ópera de todo el mundo.
En la preproducción, algunas de las composiciones e interpretaciones musicales originales de Chevalier fueron producidas y arregladas por el compositor Michael Abels -que complementó la obra de Bologne con sus propias composiciones orquestales clásicas- y que ha trabajado en algunas de las películas y series más aclamadas de la última década, como Get Out, Allen contra Farrow, Bad Education,Us y Nope. “Escuché por primera vez la música de Joseph Bologne hace años y, desde entonces, me he sentido inspirado por él y curioso por cómo debió de ser su vida”, comenta Abels. “La oportunidad de ayudar a llevar su historia al público a través de la música es la realización de un sueño de toda la vida”.
El compositor Kris Bowers -que ha compuesto numerosas películas y series galardonadas, entre ellas King Richard, Respect, Bridgerton y Green Book- compuso la partitura original. Dado que la película es una celebración de Joseph Bologne, ambos compositores utilizaron sus melodías recuperadas junto con su propio trabajo. Para los cineastas era importante crear una partitura que sonara vibrante y moderna, y que fuera diferente, aunque complementaria, de la música original de Bologne, que también aparece en la película.
“Michael y Kris son genios de la composición y admiradores de la música de Chevalier desde hace mucho tiempo, y entienden perfectamente su papel en el olimpo musical. Ambos estaban extremadamente bien formados y versados en todo lo relacionado con Chevalier y crearon algo evocador”, dice Williams. “Su increíble trabajo ha dado vida a la historia de su héroe”.
Bowers añade: “Para la partitura, Stephen y yo hablábamos a menudo de la importancia de hacer que Joseph, y todos los temas narrativos y personajes de esta película se sintieran urgentes y palpables para el público de hoy. Stephen a menudo expresaba la importancia de ‘marcar al hombre, no la ropa’, para transmitir la audacia y la fanfarronería de Joseph Bologne en su generación. Para ello encontré leitmotivs en su música y derivé muchos de los temas centrales de variaciones sobre esas melodías, al tiempo que hacía que el enfoque compositivo y el sonido de la partitura parecieran modernos”.
La supervisora musical Maggie Rodford señala: “Investigamos mucho sobre la música de Chevalier. Fue especialmente emocionante descubrir que hacía muchas referencias en su obra a canciones tradicionales de Guadalupe. Así que un punto clave para nosotros fue desarrollarlo realmente como parte del argumento”.
Para las numerosas escenas de conciertos en directo de la película, Rodford trabajó en estrecha colaboración con el reparto para crear una sensación realista de estar viendo a los mejores músicos de Europa. “Hubo muchos aspectos prácticos, desde que los actores aprendieran a tocar sus instrumentos hasta que se prepararan para la sincronización labial ante la cámara, pasando por asegurarse de que todos los miembros de la orquesta parecieran estar tocando realmente la música que se escucha”, explica.
En la película, la última y renegada actuación de Joseph, mientras el levantamiento francés estalla en las calles que rodean el teatro, muestra a un hombre transformado, no sólo musicalmente, sino hasta lo más profundo de su ser. La parte solista del final, el Concierto para violín nº 9, es interpretada por el joven violinista Clayton Penrose-Whitmore, graduado en Juilliard y ganador del Concurso de Conciertos Sphinx de la Organización con sede en Detroit, que durante 25 años ha ayudado a lanzar al mercado a muchos destacados músicos de color.
Los conmovedores momentos finales reflejan la realidad de que, tras ser rechazado para dirigir la Ópera de París, el Chevalier abandonó la música para dedicarse al cambio social, convirtiéndose en abolicionista y soldado de la Revolución Francesa. Incluso allí demostró ser un genio, dirigiendo el primer regimiento negro de Francia, con 1.000 hombres.
Williams quería que los últimos fotogramas de la película mostraran a Joseph sacando más potencial de lo que ni siquiera su mente visionaria había imaginado, el potencial no sólo de impresionar, sino de defenderse a sí mismo y de algo más grande.
“Al final, Joseph ha adquirido una verdadera conciencia de sí mismo. Está plenamente conectado consigo mismo”, dice Williams. “Hemos visto a una persona que tiene tantos afluentes que fluyen en él creativamente, y luego convergen en este momento de desafío total, desafío no sólo a la monarquía, sino a la versión de sí mismo que había sido anteriormente. Es un momento del que no puede volver atrás, pero es igualmente un momento de autodescubrimiento y triunfo”.
Más de 200 años después, el triunfo de la vida del Caballero, durante tanto tiempo borrado, tiene por fin la oportunidad de ser reconocido, reconocido y celebrado históricamente.